El genero Aulonarca

Por: David Tarragó
Biólogo de laboratorio aficionado a la acuariofilia desde hace muchos años, ha tenido la suerte de visitar y bucear en compañía de Ad Konings las costas del lago Malawi. Ese viaje representó para él, sin duda, un cambio de perspectiva de lo que debe de ser «un acuario».

Curiosamente, se trata de unos cíclidos poco conocidos en la península y a menudo difíciles de obtener en los comercios.

Probablemente la ignorancia sea la causa de su poca popularidad ya que mientras no alcanzan la madurez sexual presentan una coloración poco atractiva para el neófito. También la ausencia de importaciones de animales salvajes adultos en su plenitud cromática pudiera ser otra de las causas.

En 1921, el ictiólogo C. Tate Regan (Museo Británico) describió un pequeño cíclido del lago Malawi caracterizado por un acusado desarrollo de los poros del sistema lateral cefálico, esto es, la prolongación de la línea lateral. A Regan aquello, le parecieron los agujeros de una flauta, y de ahí tomó el nombre griego de flauta «aulos», acuñando para la ciencia el nombre del género Aulonacara.

Presenta alrededor de 10 bandas verticales oscuras, más o menos visibles según el humor del pez, así como una banda muy fina de color claro que recorre el extremo de la aleta dorsal en la mayor parte de las especies. (excepción A. Jacobfrebeirgi). Esto y un claro dimorfismo sexual apenas aparente hasta llegada la madurex sexual son «a groso modo» las características de este magnífico pez.

Es entonces cuando el macho sufre una metamorfosis de color comparable a la que se da en el mundo de las aves o de los insectos y pocas veces superada por ningún otro cíclido.

Aulonacara nyassae, A. macrodir, A. rostrata, y A. auditor, (Trewavas, 1935) fueron prácticamente las únicas especies descritas hasta la irrupción del género en la afición allá por los años setenta. En 1974, se describió un miembro más: Aulonacara jacobfriebergy (Jonson, 1974). Muchos factores han contribuido a aumentar la confusión existente en
este género. La exportación con fines comerciales dio lugar a la explosión  de un sinfín de nombres basados en el color predominante así como en pequeñas diferencias anatómicas entre unas variedades y otras. Desde entonces una veintena de especies han sido descritas amén de otras muchas que, si bien son regularmente exportadas, permanecen aún sin describir o incluir en algunas de las especies ya descritas, en cuyo caso pasa a constituir lo que se llama un «morpho» o forma de color.

Parece ser que de la misma manera que con el género Tropheus en el lago Tanganica, el aislamiento geográfico de las poblaciones de Aulonacara en el lago Malawi, ha permitido el desarrollo de infinidad de variedades. Muchas de éstas se denominan de forma distinta a un lado y otro del Atlántico. Frente a tan lamentable estado taxonómico, no es de extrañar que el aficionado acuriófilo se encuentre indefenso y confuso, ante la perspectiva de adquirir estos en el comercio. Casi siempre los he encontrado con el nombre de Aulonacara Sp., Aulonacara nyassae y, en el mejor de los casos con un nombre comercial de dudosa procedencia. Así, lo único que se puede hacer es esperar ansiosamente el espectacular desarrollo de color de los machos y entonces, consultar los textos o algún experto en busca de alguna similitud, con el ánimo de identificarlos.

La confusión muchas veces ha llevado a considerar en este género una única especie Aulonacara nyassae, no exportada hasta la fecha y numerosas variedades de color. Todo ello ha contribuido a la hibridación de especies que muchas veces circulan en el mercado pero que todavía no están descritas para la ciencia.

El aficionado entusiasta debe procurar la adquisición de ejemplares de procedencia segura. En el espacio limitado de un acuario casero, sólo se debe mantener una variedad, tipo o especie ya que macho dominante cortejará y se reproducirá con cualquier hembra, sea de la especie que sea, con más facilidad cuanto más cercana filogenéticamente. No obstante, si se mantienen juntas distintas especies de Aulonacara en un acuario espacioso, podemos disminuir bastante la probabilidad de hibridación, con la condición de que pertenezcan a los distintos grupos  en que se subdivide el género.

El género Aulonacara representa a unos peces muy agradecidos, bastante fáciles de cuidar y reproducir, pero sensibles a aumentos en la concentración de nitratos sobre todo cuando todavía son alevines, algo que ocurre con la mayoría de los cíclidos del lago Malawi.

Además es uno de los géneros con el temperamento más pacífico. Las relaciones interespecíficas son excelentes, incluso con individuos de muy pequeño tamaño. Cuando se encuentran cómodos son extremadamente robustos y se convierten en auténticas fábricas de peces.

Los machos sexualmente activos excavan una depresión en la arena cercana a una cueva o bajo una piedra que defienden con tenacidad frente a otros competidores. En el acuario, la conducta territorial se muestra sobre todo en un perímetro de un metro alrededor del hoyo. En la naturaleza, siempre evitan individuos tanto de machos del mismo tamaño como de hembras con el fin de que la agresividad no se concentre en unos pocos individuos subordinados. En el lago Malawi, en los sedimentos adyacentes al hoyo-cueva, se pueden encontrar decenas de hembras que son compartidas por los machos vecinos situados varios metros más allá.

El comportamiento territorial se inhibe o atenúa en el caso de que los individuos contrincantes exhiban el color juvenil o femenino y alcanza su momento más álgido cuando una hembra se encuentra preparada para desovar. Cuando esto ocurre, las constantes invitaciones del macho para que la hembra grávida le siga hasta el centro de la depresión construida por éste se suceden durante horas o días.

El comportamiento de cortejo y desove no difiere mucho del de la mayoría de los incubadores bucales de los lagos africanos. El macho parece que va al encuentro de la hembra grávida y ante su presencia, con un giro súbito en dirección al nido pretende convencerla de sus buenas intenciones. Ya en las cercanías del hoyo, es conducida al
centro de éste mediante una especie de «tsunami» o temblor-exhibición que hace tambalear su grávido cuerpo. Tras varias correrías, coqueteos y pavoneos, finalmente se rinde ante su insistencia y le sigue hasta el centro de del hoyo, en el que tras varias  vueltas en círculo expulsa uno a uno sus huevos que rápidamente recoge con la boca.
confundida y excitada, los fecunda al disponerse a recoger las manchas ovígeras de la aleta anal del macho . El mismo ritual se repite a intervalos de varios minutos durante unas pocas horas hasta que la hembra ha vaciado completamente su contenido abdominal en huevos.

Una puesta normal consiste en aproximadamente 20 huevos aunque varía dependiendo de la juventud y tamaño de la hembra. Los huevos de un diámetro cercano a los 3 mm. y un color amarillo anaranjado son incubados en una amplia cavidad situada en la parte inferior de la boca. Esta situación se hace aparente por la presencia de una «papada». Las larvas comienzan a apreciarse al cabo de dos semanas y al cumplir el mes, desde el día de la puesta, ya han absorbido completamente el contenido de su saco vitelino. En su hábitat natural, es durante este período cuando los alevines comienzan en sus escarceos fuera del abrigo de la boca materna. En un medio tan inseguro como un acuario, con mayor densidad de peces que en la roqueda del lago, la hembra se resiste a liberar a sus retoños y salir del mes del ramdán.

Personalmente es, en este momento, cuando retiro a la hembra  y con cuidado fuerzo la expulsión de los alevines, de esta manera evito que el ayuno se prolongue más de lo necesario y aseguro la supervivencia de todas las crías.

El procedimiento es bastante traumático para la escuálida hembra. Consiste en colocarla vertical frente a un recipiente con agua procedente del acuario. con la ayuda de un capuchón de bolígrafo, abro su boca y acto seguido introduzco y saco varias veces su cabeza en el agua. Los alevines saltan al recipiente e inmediatamente los sitúo en una cesta de malla preparada a tal efecto en el acuario de origen. He realizado esta operación muchas veces y nunca ha ocurrido un solo accidente. Una hembra que repetidamente es tratada de esta forma, se hace cada vez más difícil de pescar, demostrando la buena memoria que poseen los cíclidos. además se recuperan con increíble rapidez, estando nuevamente dispuestas en unas pocas semanas para un nuevo desove.

Los alevines son alimentados con nauplios de artemia salina, que es lo mejor, o bien con escamas finamente trituradas de la mejor calidad, que finalmente es lo más práctico. transcurridas unas pocas semanas, ya son capaces de comer larvas de mosquito y a partir de este momento, el crecimiento es vertiginoso siempre y cuando se respeten los frecuentes cambios de agua. Parece ser que los productos finales, resultado de la degradación de las sustancias excretadas, inhiben su crecimiento.

Este solitario cíclido permanece al acecho sobre el fondo arenoso del lago a la espera de que algún invertebrado se ponga a su alcance.

Minúsculas criaturas que son detectadas con un sistema lateral muy agudo y desarrollado, que le sirve también para detectar la presencia de depredadores como el «Kampango» o Bagrus meriodonalis, son engullidas con una porción de sedimento que es expulsado rápidamente. Llama nuestra atención el gran tamaño de sus ojos adaptados a la luz tenue de su hábitat natural.

Todos los factores que contribuyan a imitar su vida en condiciones
naturales rebundarán en el bienestar de esta joya viviente y en el
mejor disfrute por el aficionado.

  •  Luz de intensidad intermedia-baja. Cuanto más baja, menor agresividad.
  •  Acuario muy amplio (mayor de 250l.) de transición arena-roca. Necesitan cuevas, pero también espacios libres con mucha arena de tamaño medio-fino.
  • Evitar la presencia de especies muy activas o dominantes como los mbuna. Los Aulonacara se sienten intimidados, no muestran su mejor librea y no se reproducen.
  • Mantener la concentración de nitratos lo más baja posible. Como mínimo cambiar el agua un 50% cada 10 días con el fin de que se mantenga en niveles aceptables. Con esto evitaremos la degradación de su sistema lateral o la muerte de los alevines.
  • Mantener el agua a un pH constante entre 8 y 8.5 y a una temperatura de 25 a 26 oC. Si fuera necesario, añadir unos 30 gr. de bicarbonato de sodio por cada 100l. para tamponar el agua al pH  Indicado. En Madrid, el agua del Canal de Isabel II es muy blanda, por lo que resulta conveniente tamponarla con bicarbonato. Esto no es imprescindible siempre y cuando el sustrato rocoso y/o arenoso sea de naturaleza calcárea. No son tan exigentes como se cree, pero se dice que si se imitan las concentraciones salinas del lago (principalmente carbonatos de calcio y magnesio) los peces alcanzan mayor colorido.

A continuación se expone una detallada lista de las especies y variedades del género Aulonacara (Reagan 1922)

Hábitat arenoso:

  • Aulonacara aquilonium, Konings 1995, «Mdoka»
  • Aulonacara brevinidus, Konings 1995.
  • Aulonacara caroli.
  • Aulonacara gertrudae, Konings 1995, «Masinje».
  • Aulonacara guentheri, Eccles 1989, algunos la consideran sinónimo de A. nyassae.
  • Aulonacara macrochir, Trewavas 1935.
  • Aulonacara nyassae, Reagan 1922, «emperor cichlid».
  • Aulonacara rostratum, Trewavas 1935, «longnose».

Hábitat rocoso:

  • Aulonacara baenschi, Meyer&Riehl,1985, (holotipo y 15 paratipos recolectados por stuart Grant en Nkomo), «Malery», «Benga». De esta variedad proceden las variedades rojo-naranja obtenidas en cautividad «Maleri» da lugar a «rubin red» o «rubescens», «Chipoka» da lugar a «German red»
  • Aulonacara ethelwynnae, Meyer, Riehl&Zetzsche 1987.
  • Aulonacara hansbaenschi, Meyer, Riehl&Zetzsche 1987, algunos lo consideran sinónimo de A. stuargranti.
  • Aulonacara hueseri, Meyer, Riehl&Zetzsche 1987,»midnight», «night», «A. white top».
  • Aulonacara jacobfreibergi, Johnson 1974, son las mariposas: «lemom mamelela», «red», «swalowtail», «Otter Point», «Boadzulu island», «Hongi», «Undu reef». La variedad roja «eureka» procede de las líneas seleccionadas de esta especie. Una variedad de moda en los comercios españoles es la «new blue orchid» y que por morfología parece ser una variedad de A. jacobfreibergi.
  • Aulonacara korneliae, Meyer, Riehl&Zetzsche 1987, «blue and gold», «A. chizumulu».
  • Aulonacara maisoni, «Chinteche».
  • Aulonacara maylandi maylandi, Trewavas 1984.
  • Aulonacara maylandi kandeensis, Tawil&Allgayer 1987, «blue orchid».
  • Aulonacara saulosi, Meyer, Riehl&Zetzsche 1987, «greenface».
  • Aulonacara steveni, Meyer, Riehl&Zetzsche 1987, (Algunos autores la incluyen dentro de A. stuartgranti).
  • Aulonacara stuartgranti, Meyer & Riehl 1985: incluye la mayoría de las variedades como: «Maulana», «Ngara», «flavescent», «Luwuanda», «red-flush», «red-shouldered», «Cobue». Actualmente es algo así como el cajón de sastre del género.
  • Aulonacara sp. «regal», «Mbenji» parecido a red-shouldered pero más oscuro y uniformemente azul.
  • Aulonacara sp. «Chitande types»: «Chitande type north»,» Chitande type Masinje».
  • Aulonacara auditor, Trewavas 1935.
  • Aulonacara brevirostris,  Trewavas 1935.
  • Aulonacara trematocephala. Boulenger 1901. La variedad se suele denominar por la localidad donde se ha recolectado. El nombre vulgar se ha mantenido en inglés para no introducir más confusión. La mayoría no están comercializadas en España o si lo hacen es de forma esporádica.

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